Al realizar el programa, me di cuenta de que yo tenía lo que Richard llama «los agujeros de la vida». Estos agujeros emocionales los llenaba con excesos de comida para tapar todo tipo de ansiedades, angustias, impotencia, tristezas, frustraciones, miedos.
La realización del programa me ayudó a conectarme con mi cuerpo, que hasta ese momento era el recipiente de mis tristezas y broncas. Sentí que ya no estaba sola, me sentí contenida emocionalmente.
Aprendí a expresar mis emociones, mis sueños, a valorarme, a permitirme soñar con tener proyectos, a realizarlos, recuperé la alegría, aprendí a recuperar energía y a sentirme viva con entusiasmo.

Dejé de tragarme mis angustias y aprendí a ponerlas en palabras gracias a la intravision y la contención de Richard. Me había perdido en mi vida y me reencontré durante el programa.

Aprendí a ponerme en movimiento mental físico. El encuentro con Richard marcó un antes y un después en mi vida. Siempre estaré agradecida con su contención y palabras motivadoras. Me ayudó a salir de la ventana observadora de mi vida.
A darme cuenta como me boicoteaba a mí misma. A saber, qué debía hacer cosas nuevas para obtener resultados distintos. A no engancharme con pensamientos negativos y personas tóxicas buscando salidas irreales. A utilizar la energía recuperada. A vivir feliz a pesar de las circunstancias, a estabilizarse en medio de las tormentas. 

A conectarme con la vida y no evadirme con excesos de comidas y bebidas alcohólicas, a sacar mi fuerza. A dejar de perder mi energía en lo tóxico, a no engancharme. a hacer que pase lo que yo quiero que pase accionando. A ser protagonista de mi vida. A cambiar el foco de mi vida con una visión realista y positiva. Dos de las tantas frases de Richard que me quedaron grabadas para siempre: a la melancolía yo me la comía. 

Nada de lo que te pase en la vida, los excesos de comida te lo van a solucionar. Bajé nueve kilos y doscientos gramos durante el programa, pero creo que lo que realmente me saqué, fueron los kilos que me pesaban más en la cabeza que en el cuerpo.

Veronica Igarrúa
Ciudad de Tigre
Buenos Aires
Argentina

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